El uso adecuado de los interruptores crepusculares constituye la solución ideal para reducir el consumo y las emisiones contaminantes de los sistemas de alumbrado público

¿Cuántas veces ha admirado el reflejo del amanecer y la claridad de su luz? ¿Cuántas veces nos hemos detenido, hipnotizados, ante la vista de los hermosos colores y la belleza de un atardecer, fascinados por su magia?
Estos fenómenos son de los más fascinantes que la naturaleza puede ofrecer, y sacan a relucir nuestro lado más romántico y emotivo.
Como técnicos, además, tenemos una tendencia a buscar una definición más científica para el crepúsculo, debido a una necesidad y a un entrenamiento profesional. Hallar una definición exhaustiva, sin embargo, no es nada sencillo. El problema se remonta a más de dos mil años. La necesidad de hallar una definición para un fenómeno natural por un lado y, por el otro, la necesidad de las sociedades de utilizar la luz del día, han llevado a los estudiosos a definir y capturar el crepúsculo a lo largo de los siglos. Los antiguos romanos lo llamaban “crepem” o “casi oscuridad”. Los antiguos griegos lo llamaban “amphi-luce” o “luz dudosa”.
Incluso hoy en día, no muy diferente de hace dos mil años, es evidente que aún falta una definición universal en la comunidad científica. “Un atardecer es un fenómeno intelectual”, según Francesco Pessoa.
El crepúsculo es, de hecho, complejo y difícil de definir, ya que se ve influenciado por múltiples factores, como la latitud, la estación, el mes, las condiciones climáticas, la transparencia de la atmósfera y la inclinación del sol. A nivel científico, hay tres definiciones distintas del crepúsculo: la definición astronómica, la definición civil y la definición náutica. La definición se determina sobre la base de la inclinación/depresión del sol en relación con el horizonte, teniendo en cuenta el grado de visibilidad de los objetos y las estrellas. El crepúsculo civil, en particular, se define por el intervalo de tiempo en el que el sol muestra una depresión de entre 0° y 6°. En la práctica, cuando la altura del sol es igual a -6°, el alumbrado público se enciende.
La definición exacta de crepúsculo en relación con la hora es hoy indispensable, incluso desde un punto de vista de ahorro energético. De hecho, es principalmente importante para adoptar tecnologías que permitan reducciones en el consumo en las emisiones contaminantes, garantizando al mismo tiempo costos contenidos.
Desde este punto de vista, la pregunta crucial es si existe un dispositivo que pueda programar el encendido/apagado del alumbrado público o de la iluminación de una vidriera de acuerdo con la cantidad de luz solar disponible, sin necesidad de monitorizar ni realizar ninguna acción a diario. ¿Es posible, en cambio, contar con un mecanismo de evaluación efectivo que regule, independientemente de la ubicación, la estación y las condiciones climáticas, el funcionamiento de un sistema de iluminación?
La respuesta es sí. Y se logra gracias a los interruptores crepusculares temporizados, que son dispositivos diseñados para controlar y gestionar cargas según la luz ambiental detectada por los sensores correspondientes. Los interruptores crepusculares determinan el encendido de las luces en un sistema cuando el nivel de luz registrado cae por debajo del umbral establecido. Se ha acordado que el umbral se define en 10 lux (unidad de medida de la intensidad de la luz). El interruptor crepuscular asegura, por lo tanto, condiciones de luz regulares en el tiempo, que se establecen en un modo objetivo y que no necesitan de programación diaria, siendo capaces de responder a cambios ocasionales y temporales de la luz solar. Todo lo anterior permite reducciones significativas en el consumo energético.
ABB propone una serie de interruptores crepusculares temporizados que incluye varias funciones para necesidades especiales. La gama estándar de interruptores TW1, preconfigurados en fábrica a 10 lux, se utilizan principalmente en el alumbrado público. También está disponible la gama TWP, que tiene las mismas funciones pero es más adecuada para la instalación en postes. Estos dispositivos implican un retraso en la conmutación que evita la intervención prematura en caso de un cambio intempestivo en el nivel de intensidad de la luz. Para las aplicaciones diurnas con altos valores de intensidad de luz, ABB propone la gama TW2/10K, suministrada con un umbral ajustable de tres puntos.
A pesar de los beneficios del uso de un interruptor crepuscular, es posible que el sensor detecte otros fenómenos, como smog o contaminación lumínica prolongada. En zonas afectadas por estos fenómenos, un interruptor crepuscular podría no funcionar en forma eficiente. En estas circunstancias, resulta más apropiado optar por la instalación de un interruptor crepuscular astronómico, como los de las gamas TWA-1 y TWA-2 de ABB.
Este dispositivo regula el encendido de un sistema de acuerdo con el momento de salida y puesta del sol, sin la ayuda de sensores, y en relación con parámetros de latitud y longitud del lugar en el que se encuentra instalado.
Una modificación posible en el diseño consiste en el uso sincronizado de un interruptor astronómico conectado a un interruptor crepuscular: en este caso, el primer interruptor determina el intervalo de tiempo real y constituye la medición externa, por medio del sensor, de la intensidad de la luz. Este tipo de combinación garantiza, por un lado, el funcionamiento correcto del interruptor en el momento oportuno, evitando alteraciones causadas por la contaminación lumínica y, además, permite que el dispositivo funcione incluso cuando el sensor se encuentre averiado.
El consumo de electricidad correspondiente a la iluminación ha aumentado en un 19% a escala mundial. En Europa, alrededor de un tercio del alumbrado público se basa en sistemas que utilizan sistemas obsoletos, y la tasa de reemplazo anual es de alrededor del 3%. El uso correcto, a nivel mundial, de estos dispositivos, un mantenimiento preventivo adecuado, junto con una sensibilización del sector privado, darían como resultado un ahorro significativo tanto para las administraciones como para los ciudadanos particulares. De modo más general, el uso de sistemas de iluminación con tecnologías de nueva generación permitiría reducir el consumo y los costos de energía en aproximadamente un 85% con una amortización en entre 5 y 10 años.
Así, la monitorización y la optimización pasan a ser fundamentales para el ahorro energético y la protección del medioambiente. Y, en el caso del alumbrado público en particular, que representa una tarea obligatoria para las administraciones locales, es decir, sin retorno directo, es necesario mejorar la gestión energética. La aplicación de interruptores crepusculares ABB resulta especialmente útil en lugares públicos (jardines, estacionamientos, entradas, patios, etc.) y permite una notable reducción del consumo. Además, se ha comprobado que la reducción de costos del sector público en relación con el uso correcto de tecnologías energéticas eficientes también se refleja en el sector privado. De este modo, la eficiencia energética se convierte en sinónimo de ahorro y bienestar, tanto del sector público como del sector privado.

